sábado, 13 de noviembre de 2010

Ahora atrévete a negar la evidencia.

Aún recuerdo cuando tú eras tú y yo... era yo. Simple.

Cuando había algo y yo me aferraba a eso. Era algo, supongo que bonito.
Ni tú ni yo lo sabíamos. Pero lo había. Lo había.
Ahora que ya no queda ni las cenizas lo sé. Ni nostalgias ni dolores, sólo recuerdo.
Sé sincero.
Sincérate de una puta vez.
Lo había. Niégalo en voz alta si quieres. Niega la evidencia.

¿Algún día te atreverás? Mirarlo y darte cuenta de lo que teníamos.
Era bonito.
Sin manos, sin miradas a escondidas, sin tonterías.
Sólo eso.

Lo que realmente cuenta era lo que nadie veía. Ni siquiera nosotros podíamos verlo.
Ni siquiera hoy. Una pena negarse a uno mismo lo evidente. ¿YO? ¿YO? Jamás. Es curioso, por llamarlo de alguna manera. Curioso ser consciente de lo hipócritas que siempre hemos sido el uno con el otro. Lo hipócritas que hemos sido con nosotros mismos. Porque así siempre ha sido. Porque desde el principio fue así. ¿Qué más da el inicio? ¿Tan difícil es cambiar de parecer?
desComplícate. ¿Tú o yo? Y ningún dio nunca el paso. Y, sinceramente, estoy casi segura de que ninguno lo hará nunca.

Ahora... atrévete a negar la evidencia.


Lo siento por ti. Lo siento más aún por mi.

1 comentario:

Pandora dijo...

Nunca lo sientas por ti! Nunca!! La información es poder, tanto si es sobre ti o sobre cualquiera. Así que no lo sientas.


:****