Da igual cuáles.
Tú sólo quieres que algo sea el culpable de tu decisión,
de haber elegido un sí en vez de un no.
Atenta a cada movimiento,
a la dirección del viento,
a una flor, a un color, a un suspiro.
No importa, ya te encargarás de darle sentido.
Lees carteles creyendo que en ellos se esconde algún recuerdo.
Observas y crees hallar la señal que te haga flotar.
Todo se resume, todo se simplifica.
Es tan sencillo...
Y, de repente, ahí está.
Mi mapa del mundo.

Foto: lloydhughes