domingo, 22 de agosto de 2010

La señorita que no notó el guisante bajo su colchón.
Se esforzó, pero nunca lo sintió.
Busca, busca, rebusca la flor tonta -la que se queja del viento-.

La niña con mofletes color naranja, con ojitos de desgana, se obsesionó con el tiempo, una vez más.
Esperando a que él ordenase sus trastos, a que la pusiese donde debía estar.
Ni especial ni mundos interiores, ¿de qué va todo eso?.
Aflora,aflora, en cada diástole.
El entendimiento no cabe.

Entrar, entrar y soledad. Sístole.


1 comentario:

Shang Yue dijo...

me perdió la flor tonta
descolocada en un cambio de armario