miércoles, 25 de agosto de 2010

El dolor es pequeñito pero no deja de ser dolor.
Dueles, duelo y se junta el hambre con las ganas de comer.

Memoria cargada de huellas que dejamos en algún lugar del camino. Ni quieres ni quiero y así nos va.
Al golpito, al golpito y pasa otro día más.

No soy de calendarios, no me gustó tachar e inevitablemente pasó uno más. Otro día que recordar.

Sigue el dolor haciendo de las suyas, ahora menos intenso. A todo se acostumbra una, dicen, y yo me limito a acatar.

¿De qué vas? ¿De qué voy? Se preguntan, ¿alguna vez hubo respuesta?.

Y cada uno por su lado, que así sabe mejor.
0,02 separa el acelerador del freno de mano.
Aparca en cuanto puedas que aquí me bajo yo.
Tú a 120 y yo a 2.

Recuerda: no lo elegí yo.

1 comentario:

edetre dijo...

El tiempo es la mejor cura para el dolor. "A todo se acostumbra una" Cierto, pero cuando ya estés acostumbrada al dolor un día te darás cuenta que ya ni siquiera te duele, que sólo era costumbre.

Un saludo.