sábado, 28 de junio de 2008

Creerlo y hacerlo cierto.

Foto: ~K021

Nos pasamos la vida soñando, aspirando ser o tener aquello que creemos necesitar para completar nuestro puzzle particular.


Hay quien se pone manos a la obra, intentando hacer realidad todo eso que no para de imaginar.

Otros pierden la ilusión, olvidan por qué habían soñado una vez con su recompensa o por qué habían escogido ese sueño y no otro más sencillo.


Por el camino pierden las fuerzas, las ganas, el deseo de conseguir lo ansiado.

Por el camino, su sueño pasó a ser una obligación exento de pasión y, al fin y al cabo, ¿qué es un sueño sin fuegos artificiales como único escenario donde recrear la felicidad tras conseguir todo lo trabajado?


Es lo malo de soñar a largo plazo, escogiendo el camino más difícil.
Una vez que decides ir a por él toca caminar hasta dar con el lugar donde, supuestamente, se encuentra doña Felicidad.

Nadie te garantiza su eterna compañía, tendrás que seguir soñando, caminando, encontrando por el camino otras Felicidades con matices que van desde el gris al amarillo, pasando por el azul y terminando en aquel color que elijas tú.



Y sólo tú.

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