Da igual cuáles.
Tú sólo quieres que algo sea el culpable de tu decisión,
de haber elegido un sí en vez de un no.
Atenta a cada movimiento,
a la dirección del viento,
a una flor, a un color, a un suspiro.
No importa, ya te encargarás de darle sentido.
Lees carteles creyendo que en ellos se esconde algún recuerdo.
Observas y crees hallar la señal que te haga flotar.
Todo se resume, todo se simplifica.
Es tan sencillo...
Y, de repente, ahí está.
Mi mapa del mundo.
Foto: lloydhughes
1 comentario:
aysh... esas señales que nos convencen de lo obvio que es ese futuro. "tiene que ser mio, lo leí en la carta de un restaurante, lo escuché en una canción y lo veo en todas partes".
Y al final ya no sabe una si el destino existe o si se está volviendo loca.
muaka!
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